Las interacciones ecológicas y su importancia para el hombre

Autores: Jonas Morales Linares, Eliezer Cocoletzi Vásquez y Michelle Ivonne Ramos Robles.

Tomado de: https://www.inecol.mx/inecol/index.php/es/ct-menu-item-25/ct-menu-item-27/17-ciencia-hoy/689-las-interacciones-ecologicas-y-su-importancia-para-el-hombre


Lo primero que observamos al entrar en las selvas y bosques es el color verde de las plantas, y si guardamos un poco de silencio también podemos escuchar los sonidos de las aves e insectos. Esta perspectiva nos permite darnos cuenta de que los seres vivos no viven aislados, es decir, forman parte de un “todo” o ecosistema.


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Figura 1. Polinización del árbol Pseudobombax ellipticum por “abejas melíferas” (Apis mellifera). Fotografía: J. Morales Linares

Los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren, no obstante, sus interacciones con otras especies determinan si una de sus etapas de vida es cumplida o regulada. En este sentido, las interacciones ecológicas pueden clasificarse en positivas (mutualismos) y negativas (antagonismos). Las interacciones positivas son aquellas en donde dos individuos de distintas especies se benefician mutuamente, mientras que en las negativas un individuo obtiene beneficios al afectar o matar a otro individuo de otra especie.

Entre las interacciones positivas se encuentran la polinización y la dispersión de semillas. Por ejemplo, las abejas que recolectan néctar para alimentar a sus colonias también transportan el polen entre las flores que visitan (polinización), lo que favorece la reproducción de las plantas. Las aves y los mamíferos también suelen alimentarse de los frutos, y las semillas ingeridas posteriormente son depositadas (dispersión de semillas) a través de sus excretas en sitios alejados de la planta madre, lo que promueve la colonización de las plantas.

Entre las interacciones negativas se conocen la depredación, herbivoría y parasitismo. Por ejemplo, las arañas que se alimentan de otros insectos de menor tamaño (depredación). También, existen insectos y mamíferos que se alimentan de distintas partes de las plantas sin llegar a matarlas (herbivoría). Por otro lado, hay especies de plantas y animales que necesitan de otro organismo para sobrevivir, al cual le provocan daños sin matarlo (parasitismo). Como ejemplo están las plantas parásitas que obtienen nutrientes de los árboles y los ácaros (garrapatas) que se alimentan de la sangre de mamíferos.

El observar muchas plantas y animales en una selva o bosque nos indica que entre más especies existan en los ecosistemas mayor será su diversidad de interacciones. Cada especie cumple una función ecológica en el sitio donde habita, desde los colibríes que polinizan las flores hasta el jaguar que depreda a los venados. En este contexto, todas las plantas y animales interactúan entre sí de alguna y otra manera para vivir. Asimismo, nuestra propia forma de vida depende en gran medida de los recursos que provienen de las interacciones entre plantas y animales.